Días de Nevada, Bernardo Atxaga (Alfaguara, 2014)
Un escritor viaja a Nevada entre agosto de 2007 y junio de 2008. La vida cotidiana en Reno junto a sus dos hijas y su mujer, rodeado de los casinos de la ciudad, es el eje central de la novela. La memoria, tanto personal como ajena, de historias relacionadas con el País Vasco, a modo de cajas chinas (tan parecidas en su articulación a la manera de escribir de Auster, autor en el que sin duda Atxaga se ha inspirado), hace que esta sea una interesante radiografía de la cultura vasca desde el punto de vista de alguien que la añora.
Iris, de Edmundo Paz Soldán (Alfaguara, 2014)
Hay distopías futuristas (1984, de Orwell, Un Mundo Feliz, de Huxley) que tienen un raro poder de concentración y persuasión capaz de explicar desde un hipotético futuro la concreción de los riesgos latentes en el presente. Iris, de Edmundo Paz Soldán, es una de ellas. Como un atolón de Mururoa ampliado, Iris es una isla (no concretada geográficamente, pero se intuye que del Pacífico Sur) en la que se han probado armas nucleares. Los pocos indígenas que se negaron a irse han evolucionado a subespecie humana, debido a la radiación. Aislada, hubiese caído en el olvido de no ser por el descubrimiento en sus montañas del X503, un mineral «estratégico» (¿cómo el coltán?). La multinacional SaintRei le compra a Munro (¿Australia?) la isla y sus habitantes, a los que obliga a una «mili» de cuatro largos años en las minas. Para mantener la opresión, SaintRei crea un gran ejército de mercenarios con contratos de por vida, personas artificiales y eficacísimas máquinas de guerra. Pero, como nos enseñó Hannah Arendt, no se puede mantener la violencia total durante todo el tiempo y los irisianos enarbolan la bandera de su Dios Xlött y su mesiánico líder, Orlewen en una guerra santa que no es ajena al terrorismo, incluso el suicida (¿les suena?). Paz Soldán articula su discurso a partir una polifonía de voces, desde la del líder rebelde hasta la del fanático contrarrevolucionario, pasando por la extranjera asimilada, el soldado desesperado, el observador internacional desbordado, la médico delirante, etc. Cabe destacar la invención de una jerga cargada de neologismos que mezclan varios idiomas y que recuerda a la utilizada en Blade Runner.
Sez Ner y Detrás de la estación, de Arno Camenisch (Xordica, 2014)
El joven escritor suizo Arno Camenisch (1978) publica por primera vez su obra en español y lo hace a lo grande con la salida casi de forma simultánea de las dos primeras novelas de su llamada «trilogía grisona», que cierra otra novela que aparecerá el año que viene.
Camenisch nos transporta en Sez Ner al mundo cerrado y rural de los Alps suizos, a través de dos personajes principales (el Quesero y el Porquero) que nos llevarán a un universo radical, desconfiado y duro retratado con una originalidad extrema.
Para Detrás de la estación, segundo libro de la trilogía, el autor continúa utilizando la misma prosa corta, episódica, que muestra a través de breves episodios muy focalizados un panorama muy amplio, en esta ocasión de un pueblo pequeño del cantón de los Grisones (el más rural y despoblado de Suiza).
Una vez más, una gran apuesta de Xordica, que vuelve a dar en el clavo.
Barba empapada de sangre, de Daniel Galera (Random House, 2014)
Quinta novela de Daniel Galera (Sao Paolo, 1979), uno de los talentos más prometedores de la narrativa brasileña y la primera en llegar a España de la mano de Random House. Galera nos lleva a una historia fragmentaria, de búsquedas, inquietante y desesperada que gobierna el autor con la mano de hierro de una narrativa de grandísimo nivel. Un gran hallazgo.
Los perros negros, de Ian McEwan (Anagrama, 2013)
Jeremy es un adolescente huérfano de la Inglaterra de los sesenta que se siente fascinado por los progenitores de sus amigos. De esta forma, es natural que entable una relación muy especial con los padres de su mujer –ambos excomunistas, casados inmediatamente después de la guerra, y que siempre han vivido separados, aunque sin divorciarse– hasta el punto de querer escribir una especie de biografía de ambos. Con la caída del muro de Berlín como telón de fondo, Jeremy descubre en sus charlas con ellos dos formas completamente diferentes de enfrentarse al mundo y a sus problemas: Bernard es un pragmático político del ala izquierda del partido laborista y June vive en una finca rural del Languedoc entregada a la mística y a la meditación. En ambos existe una conciencia social irrenunciable, pero uno pretende plasmarla a través de las ideas políticas (más abstractas) mientras que la otra pretende educar el espíritu de cada individuo para que se descubra a sí mismo. Y, en el trasfondo, la alegoría de los perros negros, siempre presentes. Con el estilo atractivo e intenso al que nos tiene acostumbrados, Ian McIwan consigue una novela palpitante de vida pero que, a la vez, contiene varios niveles de lectura que suscitan múltiples interpretaciones. En definitiva, una de sus mejores novelas.
Viaje a pie, de Josep Pla (Ediciones 98, 2014)
Pla es sin duda el mejor prosista en lengua catalana, lo que no es óbice para que sus escritos en castellano no gocen de una calidad y un interés extraordinario. Viaje a pie es un claro ejemplo de ello, ya que conserva ese estilo aparentemente descuidado y discursivo que en los mejores escritos de Pla sirve de fundamento a sus perspicaces reflexiones y su extraordinaria capacidad de análisis sobre aquello en lo que posa su lúcida mirada. Pla se adentra –a pie, con la medida humana– por los caminos de su Empordà para observar con precisión la idiosincrasia particular de sus paisajes, sus pueblos y sus gentes, prestando especial interés a la situación del agro y, sobre todo, al payés, que disecciona con una profundidad y un acierto que convierten al libro en un tratado imprescindible sobre esta compleja y contradictoria figura. Sin anteojeras ni falsos romanticismos, Pla desgrana los aspectos que marcan su carácter y su singularidad con respecto a otros campesinos y agricultores de la península. Todo ello con el humor y la «mala leche» que distinguen las obras de este gran escritor catalán. El capítulo en el que describe las frutas merece estar entre las mejores páginas de la prosa en lengua castellana.
El hombre del pasamontañas (Crónicas), de Leonardo Sciascia (Piel de Zapa 2014)
Para entender la Italia de la segunda mitad del siglo XX hay que leer a Sciascia. Andrea Camilleri ha dicho que está lejos de alcanzar a Sciascia. Su afilada navaja vivisecciona todo fascismo. En estas crónicas que presenta Piel de Zapa el escritor italiano recorre la Inquisición, Sicilia, Chile y Pinochet, la escritura de Borges, Sthendal y Victor Hugo, los pobres molidos a golpes. Y lo hace con su escritura diáfana a través de pequeños acontecimientos que son reflejo y consecuencia de la brutalidad del poder dominante. A su manera, esas historias verídicas son una advertencia de lo sucedido y de lo que está sucediendo. Leer a Sciascia es conocer la verdad.
La utilidad de lo inútil. Manifiesto, de Nuccio Ordine (Acantilado, 2013)
He aquí un libro necesario, imprescindible. Un libro de lectura obligatoria para aquellos que dirigen las esferas de los estados y relegan el saber humanístico y científico al simple ocio o al inofensivo y banal pasatiempo. Una defensa de lo aparentemente inútil y una apuesta por la imaginación como punto de partida. Un manifiesto, en suma, que pone de relieve una premisa fundamental para echar a andar: el arte no es útil, sino necesario. Ojalá cayera en manos de tantos que, hoy en día, sólo miden el valor de las cosas a partir de su rédito económico y olvidan que la curiosidad y la búsqueda son dos de las herramientas básicas para combatir la barbarie.